El sentimiento de temporalidad
- El autor se pregunta en El viento derruido: ¿quién se acordará de quienes viven en el mundo rural cuando desaparezca el testimonio de estas personas?
- El libro, reeditado tras su publicación en 2004, es una incursión en la memoria colectiva de los supervivientes del valle de Los Pedroches
Pedro M. DomenePublicada 19/05/2017
El viento derruido. La España rural que se desvanece.
Alejandro López Andrada
El viento derruido. La España rural que se desvanece, de Alejandro López Andrada. El sentimiento de la temporalidad está íntimamente ligado a la fugacidad. El presente, instantáneo e inaprensible, deja siempre esa huella que la memoria trata de perdurar. El recuerdo permite recuperar los momentos efímeros en la medida en que uno con el paso de los años los ha ido asumiendo, y en otro sentido cuando se pretende justificar y comprender en esa media distancia una vez alcanzada la razón, y sobre todo si ya somos capaces de entender el valor que se le otorga a ese tiempo transcurrido y entonces justificamos el por qué de ese lejano ayer. El poeta Antonio Machado proponía un recuerdo próximo al sueño, casi como una adivinanza que nos permitiera recordar y no despertar. Un libro como El viento derruido (2017) comparte buena parte de este proceso y reconstruye ese dibujo que configura la realidad de nuestra memoria, y ahora cuando aparece en una segunda edición desde su publicación original en 2004, con la perspectiva del tiempo se viste de largo en una acertada y no menos curiosa revisión que añade a su fondo editorial la cordobesa Almuzara, tras aquellos primeros pasos que despertaron entonces el interés de Antonio Muñoz Molina cuando calificaba el libro de auténtica “elegía de la naturaleza y el tiempo”.