miércoles, 25 de octubre de 2023

Un planeta de ciudades




UN PLANETA DE CIUDADES 

Ocupan un dos por cierto de la superficie terrestre, pero concentran el 80% de los recursos. 

En el mundo hay unas 500.000 ciudades. Sin ellas, nada es posible: protección del medio ambiente, paz, equilibrio económico. Tokio, casi 33,5 millones de habitantes. Seúl, más de 23 millones. Cada año, 50 millones de personas cambian la vida rural por la urbana. La tendencia a la aglomeración de los seres humanos comenzó hace siglos, pero el ritmo al que se produce hoy es, en algunas partes del planeta, 10 veces mayor al hasta ahora conocido. Ciudad de México, por encima de los 22 millones de vecinos. Nueva York, rozando los 20 millones. Por primera vez en la Historia, la población mundial ya no está repartida a partes iguales entre el campo y la ciudad. Hace 30 años, sólo un tercio de los habitantes del planeta vivía en una urbe. En 2050, la ciudad superará al pueblo con dos tercios de la humanidad residiendo en ellas.

Criminalidad, pobreza, dificultades en el abastecimiento, en la prestación de servicios. 1,6 millones de personas mueren al año a consecuencia de la falta de higiene en sus superpoblados barrios. Cuanto más grandes son las ciudades y más habitantes concentran, mayores son los problemas que en ellas se generan. Este planeta es y seguirá siendo un "planeta de ciudades". Con ellas hay que contar si se quieren solucionar los desafíos del mundo en las próximas décadas. Las ciudades pueden contribuir a frenar el cambio climático. Dehli, 21,1 millones de habitantes. Sao Paolo, 20,4 millones, en aumento a 500.000 por año. 

En nuestro planeta hay 25 megaurbes en las que viven más de 10 millones de personas. Sobre todo en África, Asia y América Latina, los gobiernos deben esforzarse por frenar la aglomeración de sus urbes haciendo de las regiones rurales zonas atractivas para la vida. Pero no sólo las megaurbes han de resolver problemas. En general, las ciudades deben mejorar el transporte público para que sus habitantes recurran menos al coche y contribuir así a una reducción de las nocivas emisiones de CO2. También tienen que fomentar el uso más racionalizado de la energía. Texto adaptado