viernes, 9 de enero de 2015

Nuestro tiempo libre


Isaac Rosa

He dejado pasar una semana para ver si la noticia acababa siendo  
falsa, otro bulo como ése de la embajadora de la ONU para los  
marcianos, o una astuta campaña de publicidad de la empresa. Pero  
parece que no, que es cierto: Google está desarrollando un coche capaz  
de circular sin conductor.

La pregunta que a todos nos surge es obvia: ¿y para qué queremos un  
coche que se conduzca solo? Nos la responde la propia empresa:  
“Nuestro objetivo es ayudar a reducir los accidentes de tráfico,  
aumentar el tiempo libre de las personas, y reducir las emisiones de  
CO2.”

Buenas intenciones, sí, pero increíbles. Lo de reducir accidentes  
habría que verlo, no sea que acabásemos en el fondo de un pantano como  
el desdichado del GPS. En cuanto a la contaminación, ya existen  
vehículos en los que podemos viajar sin conducir, y cuyo uso masivo  
quitaría muchos coches de las carreteras: se llaman autobús y tren, y  
hace décadas que circulan.

Nos queda el último objetivo: “aumentar el tiempo libre de las  
personas”. ¿De verdad? ¿No sería más exacto decir “liberar tiempo de  
la conducción para ocuparlo en otras actividades”? ¿O alguien piensa  
que va a ir en coche mirando el paisaje o leyendo una revista? Nada de  
eso: si no vas pendiente de la carretera será obligatorio dedicar el  
tiempo y la atención “liberados” a trabajar o a consumir, o ambas  
cosas a la vez. Algo que nos facilitará la propia Google, con la  
inevitable conexión a Internet.

Hace tiempo que la tecnología promete “liberarnos”, pero en la  
práctica cada vez tenemos menos tiempo libre. A la vez que multiplica  
nuestra capacidad de trabajar en cualquier lugar y momento, ha ido  
conquistando todos los espacios ociosos e improductivos, para que  
podamos viajar, pasear, comer, hacer deporte o ver la tele sin dejar  
de leer el correo o comprar on line.

La pregunta que se hacen estos inventores es: ¿cómo es posible que  
mientras conduces sólo te dediques a eso, a conducir? Y quien dice  
conducir dice ducharte, defecar o dormir, que serán los próximos  
espacios a conquistar.

No crean, no soy nada tecnófobo. Son ellos los que me hacen así.

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