La receta de vivir con menos para curar el planeta
Aprender a vivir con menos y no tirar tantas cosas. Es la receta que el prestigioso biólogo Miguel Delibes de Castro dio en la CosmoCaixa Live Talk para contribuir a crear una sociedad más respetuosa con nuestro único hogar: el planeta Tierra
La pandemia nos ha hecho mirar hacia la economía verde como una posible salida de esta crisis. No obstante, nos exige un esfuerzo en reeducación para evitar cometer los mismos errores de siempre. CosmoCaixa pone su granito de arena con una labor de concienciación en la que se han implicado expertos como Miguel Delibes de Castro (Valladolid, 1947), quien participó recientemente en una CosmoCaixa Live Talk, en el marco del ciclo #UnaVentanaALaCiencia. Tras años persiguiendo la huella del lince ibérico, este prestigioso biólogo, coautor de La tierra herida junto con su padre, el gran Miguel Delibes, confía en la divulgación y en la educación para intentar mitigar otra huella que tiene consecuencias fatales: la que el ser humano está dejando en el planeta.
¿Qué te preocupa más, el coronavirus o el cambio climático?
El cambio climático, sin ninguna duda. Es un gran problema que se manifiesta de muchas formas (calentamiento global, aumento del nivel del mar, plásticos…) y todas son preocupantes. Lo que estamos pagando y vamos a pagar por destruir la naturaleza es mucho más de lo que el coronavirus pueda suponer.
¿Cuándo dejamos de tener conciencia de que compartimos el planeta con otros seres vivos?
El éxito de la humanidad se ha basado en explotar la naturaleza por todos los medios posibles. Lo que nos ha servido para el progreso durante 10.000 años, desde hace 100 o 50, ha empezado a mostrar signos de retroceso. Vamos a peor.
¿Se puede decir que la pandemia es la manera que tiene el planeta de intentar recuperar el equilibrio?
Hay quien dice que el coronavirus es un castigo por no cuidar del planeta. Pero yo creo que todas las especies intentan tener el mismo éxito que nosotros. El imperativo biológico es reproducirse cuanto más mejor y morirse lo menos posible. Si en un futuro vamos a habitar una tierra más inhóspita, a lo mejor la población humana empezará a reducirse más deprisa de lo que nos gustaría.
Pero no afecta a todos por igual…
Te voy a poner un ejemplo: nuestros barcos pueden ir a pescar a Camerún y a Senegal y acabar con sus recursos, pero los cameruneses y los senegaleses no pueden venir a trabajar cuando quieran. Si todas esas personas deciden saltarse las normas, puede generarse un estado de desorden que tendrá su origen en la crisis alimentaria, derivada del hecho que hayamos cambiado el clima y, además, acabado con la pesca en Camerún o Senegal. Es una crisis global.
¿Qué hemos aprendido de esta crisis sanitaria?
La mayoría nos hemos dado cuenta de que somos frágiles. Pero no creo que vayamos mucho más allá de esta enseñanza. Ya vimos lo que pasó con la crisis del 2008: se supone que aprendimos que no podíamos confiar en el ladrillo como vía de desarrollo, pero la mejora de la economía continuaba midiéndose por las grúas que había en el horizonte. Se habla ahora de salir de esta crisis apostando por la economía verde, pero me da la impresión de que la inercia nos va a llevar a seguir haciendo lo que siempre hemos hecho.
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